LA ORACIÓN CRISTIANA EN SU DIÁLOGO CON OTRAS FORMAS DE ORACIÓN

Soy laica o seglar, como quieran llamarme, cristiana católica; me llamo Mª Antonia Fernández , soy sencillamente del “pueblo de a pie”, pero he trabajado mucho mi fe, mi compromiso y mi cultura religiosa. Hoy soy mayor, pero esto no me quita ni compromiso, ni el permanecer activa y no pasiva ante las situaciones que se van presentando, referida a mi vida espiritual. Todavía no tengo Alzheimer.

Me ha sorprendido enormemente la lectura del Documento episcopal sobre “Orientaciones para la Oración cristiana”, no esperaba encontrarme en estos momentos con un escrito ni tan extenso, ni tan prolijo, ni tan conceptual, ni tan reiterativo como para recordarnos tantos conceptos teológicos, cuando todos entendemos que el tema que se enuncia es más bien de es de carácter espiritual y pedagógico.

El texto comienza por citar dos objetivos ,

1.“Mostrar  la naturaleza y la riqueza de la oración y la experiencia espiritual enraizada en la Revelación y tradición cristianas”;

y 2.”Recordar aspectos esenciales; ofrecer criterios que ayuden a discernir qué elementos de otras tradiciones religiosas, hoy muy difundidas pueden ser integrados en una praxis cristiana de oración”

Después de haber leído, releído y trabajado punto por punto el Documento, he sacado en conclusión que, en efecto, como dice María Toscano “Cuando uno se enfrenta a los temas de espiritualidad no puede enfrentarse a ellos como se enfrenta a los temas académicos, hay que enfrentarse con rigor porque los temas académicos van dirigidos a la mente y al razonamiento, mientras que los espirituales hablan desde el espíritu y quien los toca, debe ponerse al servicio del espíritu que habla”. ( Cfr.Colección Catedra Josefa Segovia nº8 CITeS.2018)

Creo, con sinceridad que el verdadero objetivo, de todo el escrito, es más bien, el segundo objetivo, por más que la mayor extensión del texto se centre mayormente en el primero, de carácter totalmente teológico.  No deseo hacer ningún comentario a este objetivo primero, puesto que he leído ya muchas réplicas por personas bien documentadas que lo hacen mejor que lo haría yo, pero quizá si decir que este tipo de Teología no nos llega al sencillo pueblo cristiano. Hay que comenzar ya a presentar Documentos que estén más acordes con el lenguaje y la situación real del siglo en que vivimos.

Pero la lectura de los puntos que se dedican al segundo objetivo me ha dejado muy confusa porque parecen negar todos los criterios del Concilio Vaticano II sobre Ecumenismo y diálogo interreligioso; parece que quienes han escrito el Documento ignoran a su vez que la Iglesia es “comunión” y consiguientemente, que hay que contar con todos los criterios, y no sólo con aquellos que comparten lo que unos cuantos piensan, y finalmente, cuando se va a enseñar a otros lo que hay que hacer y creer a partir de unos “métodos y técnicas” provenientes de otras fuentes, hay que conocerlas a fondo y haberse empapado de ellas. Lo que el Documento denota es que esas experiencias no se han dado y naturalmente no se pueden transmitir.

La oración , en mi experiencia, es un caminar hacia lo invisible de nuestro propio ser y de toda la creación y hacia el silencio que lo envuelve todo, hasta irse encontrando con el Misterio de amor que vive en nosotros. Allí, no hay peligro alguno, simplemente hay luz y ha desaparecido el “ espejo” de que habla S. Pablo. Sólo hay paz , y sólo cabe admirar y contemplar. Dios aquí se vale de todos los caminos posibles, y desde siempre. Tenemos la suerte de que habla todos los idiomas y conoce todas las culturas, pero siempre dice y dirá lo que tiene que decir, a cada persona y a toda la humanidad

A partir de esta experiencia una encuentra sentido a todo lo que le rodea. El camino desaparece porque todo lo invade la presencia luminosa de ese Misterio. No hay nada que criticar, nada que temer, porque entonces  todo  es Presencia, todo oración.

¿ A qué se tiene miedo como para ver peligro en aquello que ayuda a la gente a llegar a esta experiencia de trascendencia y de amor?. La esencia de la fe, nunca se pierde por estar en una búsqueda de lo trascendente sea cual sea el instrumento del que nos sirvamos. Y no teman, que cuando hay sinceridad en esa búsqueda, se llega a la acción y al compromiso. No se puede escuchar al Señor en el interior de nuestro ser y no transmitir lo que Él es.

Es muy triste que se esté advirtiendo de peligros en un siglo globalizado qué está intentando asimilar toda la fuerza y trascendencia de lo invisible a partir de la Ciencia y no sólo de los planteamientos religiosos.

Termino con una cita de Simone  Weil muy de nuestro siglo: “Aquel que no ha oído nunca la palabra en el secreto de si mismo, aun cuando manifieste su adicción a todos los Dogmas, sean de la iglesia que sean, no está en contacto con la verdad, la verdad se recibe en la intimidad de la oración profunda, nunca en la plaza pública. Dios se manifiesta en la palabra íntima y esa es la que transforma la vida del ser humano”

María Antonia Fernández, miembro de la Asociación Cristianía

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