Hoy en los grupos interesados en la espiritualidad, cercanos a las corrientes progresistas cristianas y postcristianas se habla mucho (se lleva mucho tiempo hablando en realidad) de la necesidad de una renovación, un cambio de paradigma en nuestra manera de vivir la dimensión espiritual.
Hay un gran malestar con la rigidez de la religión, malestar muy legítimo y que refleja el estado de enfermedad en que las instituciones religiosas se encuentran. La mística hoy está cada vez más velada en la institución religiosa, demasido ocupada en sostener su poder e influencia.
Hay también una disconformidad con las nuevas espiritualidades que la Nueva Era ha ido difundiendo, espiritualidades superficiales, descomprometidas y narcisistas en muchos casos, si bien, tengan también elementos aprovechables y valiosos si se asumen críticamente.
Entre las propuestas que están teniendo más éxito encuentro dos corrientes que podríamos sintetizar en la llamada corriente no-dualista y la corriente post- teísta. Como representantes de una y de otra podríamos citar a Enrique Martínez Lozano (últimamente acompañado de Xavier Melloni y Pablo D´ors en menor medida) como representante de la primera y a Roger Lenaers y John Shelby Spong como representantes de la segunda.