Para Raimon Panikkar el monacato “es una dimensión de todo ser humano… la dimensión que busca la integridad, la unificación y la comunión entre todas las dimensiones de la realidad” .
Si históricamente se entendió lo monástico como algo restringido a las personas que estaban vinculadas a instituciones monásticas, hoy no se considera monopolio de los monjes institucionales, sino una invariante antropológica, un arquetipo presente en todo ser humano.
Para que las tradiciones espirituales monásticas puedan ser vividas fuera de los monasterios, es necesario que las formas tradicionales se abran y acojan a personas que no son, ni quieren ser, monjes institucionales. El monacato laico no puede nacer simplemente del deseo subjetivo y de la lectura de libros monásticos por quienes se sienten atraídos por el arquetipo monástico; necesita el contacto con personas que viven ese monacato.
CRISTIANÍA quiere ser un camino para vivir esa dimensión monástica presente en todos, de un modo laico y de inspiración cristiana, nacido del contacto real con el monacato tradicional.
El nuevo monje enfatiza la dimensión de integración más que la dimensión de renuncia, solo quiere renunciar a lo que no es éticamente aceptable, pero sabe del peligro de dualismo y elitismo de la vieja espiritualidad monástica e intenta evitar ese error.
De este modo, el nuevo monje, laico o institucional, vive las aspiraciones primordiales del arquetipo monástico, manteniendo lo esencial de ellas y, a la vez, viviéndolas de un modo más humanizado y equilibrado.
Nuevo modo de vivir las aspiraciones monásticas esenciales:
1) El nuevo monje desea comprometerse en la afirmación de la vida y de la dignidad de la persona.
2) Busca una acción contemplativa, prioriza más la diferencia entre el ser y el tener que entre el ser y el hacer.
3) Enfatiza la relación entre silencio y palabra. El silencio se puede corromper en aislamiento. El verdadero silencio es escucha, por ello, promueve el diálogo y la escucha.
4) Quiere vivir en comunión con la tierra y en comunidad con sus semejantes.
5) Quiere vivir la dimensión transhistórica en la propia historia.
6) Toma conciencia de la tempiternidad (lo eterno no está separado de lo temporal).
7) Busca el desarrollo de las potencialidades de la persona: vivir la integración del cuerpo, la afectividad (es posible un monacato en pareja) y el compromiso social.
8) Primado de la santidad, pero encarnándose en la secularidad.
9) Cuidado de lo pequeño y efímero, de lo vulnerable.